El recorrido
El recorrido de la Barcelona World Race está establecido en dos etapas: de Barcelona a Sídney y de Sídney a Barcelona, dejando los cabos de Buena Esperanza, Leeuwin y Hornos por babor y la Antártida por estribor.
Es pues una vuelta al mundo de oeste a este en la que los barcos recorren una ruta teórica de 26.000 millas náuticas en aproximadamente tres meses de navegación. Esta ruta teórica está calculada en base a la ortodrómica, que es la línea más corta sobre la superficie de la Tierra; pero los regatistas acaban navegando muchas más millas, en muchos casos más del 10%, debido a que trazan su estrategia en función del viento más que de la distancia más corta.
La línea de salida se sitúa, como es tradicional, frente al hotel W Barcelona. Los participantes navegan hasta el estrecho de Gibraltar y, tras atravesarlo, entran en el Atlántico para arrumbar hacia el sur, cruzar el ecuador y doblar el cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) entrando en el Índico, para luego, tras dejar el cabo de Leeuwin (Australia) entrar en el mar de Tasmania y dirigirse a Sidney.
Tras la salida de Sídney los regatistas deberán gestionar el paso del archipiélago de Nueva Zelanda antes de lanzarse a atravesar el Pacífico Sur hasta el mítico cabo de Hornos (Chile), para doblarlo y volver al Atlántico, remontar hacia el norte de nuevo hasta el estrecho de Gibraltar y cortar la línea de llegada en Barcelona.
Como es habitual, por razones de seguridad ante la amenaza del hielo flotante, la Dirección de Regata establece unas zonas de navegación restringida en el Índico y Pacífico Sur que se anunciarán pocos días antes de la salida de Barcelona y Sídney.
12 zonas climáticas en tres meses
El recorrido de la Barcelona World Race atraviesa pues casi todas las zonas macroclimáticas del mundo y tiene la dificultad táctica añadida de la navegación por el Mediterráneo, le mar de Tasmania y el paso del estrecho de Gibraltar.
En el recorrido se pueden distinguir hasta 12 zonas climáticas bien diferenciadas. Éstas son:
Barcelona - Estrecho de Gibraltar
Es el tramo mediterráneo y tiene unas 530 mn (983 km). En él las predicciones meteorológicas son más difíciles de precisar que en océano abierto, por las peculiaridades orográficas de las costas y su cercanía que proporcionan situaciones muy variables y cambiantes con pocas millas de diferencia. Es un tramo tácticamente difícil, especialmente en invierno, cuando las brisas térmicas escasean y abundan las zonas con grandes calmas.
El paso del estrecho de Gibraltar
En función de los vientos puede ser uno de los puntos más conflictivos. Si hay temporal de poniente a la ida o de levante a la vuelta, los 60 pies IMOCA pueden verse sometidos a una dura prueba. La fuerte corriente en contra puede hacer muy difícil la travesía en el caso de haber poco viento.
De Gibraltar a las islas Canarias
Es un tramo de unas 640 millas (1.222 km). En él los barcos navegan a la búsqueda de los alisios del NE.
El paso de las islas Canarias
Un punto táctico delicado es afrontar el paso entre las islas, pues allí el viento se canaliza, causando notables variaciones de intensidad. También hay que considerar cuidadosamente el paso a sotavento de las islas, donde hay numerosas zonas sin viento a causa del perfil orográfico de las mismas.
De las Canarias al ecuador
Los barcos pueden recorrer de 1.700 a 1.900 millas en función de por donde decidan atravesar las calmas ecuatoriales. En la primera parte de este tramo están impulsados por los alisios, pero estos van menguando a medida que los barcos se acercan a la línea del ecuador. De la estabilidad de estos vientos del NE depende en buena parte la táctica que siguen los navegantes.
El paso de la zona ecuatorial
Es otra de las zonas más conflictivas de la regata. Es el paso de los doldrums, la zona de convergencia intertropical. Es un anillo de grandes calmas que rodea el planeta y que tiene diferentes grosores en función de la zona geográfica y la época del año. Puede alcanzar las 300 millas de grosor. En la segunda mitad de enero, la mejor “puerta” para atravesar los doldrums suele hallarse alrededor de los 30° W. Se pueden emplear hasta cuatro días para cruzar la zona; una vez allí pueden buscar viento alrededor de los numerosos chubascos que se originan.
Del ecuador al cabo de Buena Esperanza
En el descenso del Atlántico Sur los barcos recorren de 3.200 a 3.600 millas. Aquí todo depende del régimen de los alisios del SE que soplan en el hemisferio Sur y de las evoluciones del anticiclón de Santa Elena. En cuanto los barcos bajan de latitud y se aproximan al paralelo 40° comienzan a afrontar los Cuarenta Rugientes, vientos muy fuertes del Oeste que levantan un oleaje enorme.
La travesía del Índico Sur
Desde el cabo de Buena Esperanza al sur de Tasmania los navegantes atraviesan la zona más dura de la regata: el Índico Sur. Son más de 5.000 millas navegando de lleno en las borrascas del Sur con el frío y la humedad de los Cuarenta Rugientes. La táctica consiste aquí en situarse lo mejor posible respecto a las borrascas que generan estos vientos.
La aproximación a Sídney
Los regatistas finalizan la travesía del Índico en cuanto atraviesan la longitud el cabo Sureste, el extremo meridional de la isla de Tasmania. Allí comienza oficialmente el océano Pacífico que se extiende hacia el este. Pero los barcos se deben arrumbar hacia el norte para finalizar la etapa en Sídney. Para ello entran en el mar de Tasmania, una zona muy complicada para la navegación a vela en el verano austral.
La travesía del Pacífico Sur hasta el cabo de Hornos
Después de partir de Sídney los navegantes deben gestionar el paso del archipiélago de Nueva Zelanda. Podrán optar por pasar por el estrecho de Cook o por el sur, dejando el archipiélago por babor. Luego afrontan una travesía de más de 4.000 millas en la que los navegantes entran de nuevo en los Cuarenta Rugientes. La aproximación al temible cabo de Hornos, en la Patagonia chilena, se realiza por una zona en la que pueden encontrarse densos bancos de niebla y tormentas muy fuertes en el comienzo del otoño austral. Aquí la gestión de las borrascas debe adaptarse al obligado paso del cabo. Las condiciones en Hornos pueden ser muy duras si el viento sopla del NW acelerado por la cordillera andina.
De cabo de Hornos al ecuador La remontada del Atlántico Sur es de unas 3.900 millas. El primer dilema táctico es por qué lado dejar el archipiélago de las Malvinas. El segundo cómo afrontar el anticiclón de Santa Elena, que envía vientos en contra, por lo que los navegantes tienden a acercarse a las costas de Brasil. En los doldrums se da la misma situación que a la “bajada”.
Del ecuador al estrecho de Gibraltar
Un tramo de aproximadamente 2.550 millas en el que los regatistas tienen que negociar el anticiclón de las Azores. Es un tramo en el que las opciones tácticas pueden resultar decisivas en función de las distancias con las que lleguen los barcos entre sí.
El paso del estrecho de Gibraltar y el tramo hasta Barcelona
Las situaciones son similares a las de la ida.